El futuro de los centros comerciales, más allá del año 2019, es urbano y de proximidad. Las oportunidades del sector trascenderán la alternativa del online vs offline y su síntesis en la omnicanalidad. El retail, al igual que otras actividades como el trabajo y los servicios, se integrará en las nuevas ciudades policéntricas, donde los protagonistas serán los barrios y su vecindario. El urbanismo estará enfocado en los usos mixtos, gracias a lo cual el retail convivirá compartiendo espacios con las oficinas de coworking, con la vivienda, en algunos casos en modalidad de co-housing y con otros servicios destinados en buena parte a la comunidad. Estos barrios serán compactos y bien conectados por el transporte público y transporte privado sostenible: bicicletas, patinetes, vehículos autónomos de uso compartido. El futuro del retail lo escribirán las ciudades y a su vez el eje comercial será lo que modulará las nuevas ciudades, más peatonales, más cercanas y más humanas. Dejemos volar la imaginación. ¿Es necesario el retail en la época que todo será accesible online y que será el temido algoritmo que tome las decisiones de compra? Nuestro smartphone y su Siri, Alexa o Bixby ya sabrá que nos hace falta y, con nuestro beneplácito, lo gestionará por nosotros. ¿Qué pasará, entonces con las tiendas, con los centros comerciales? Seguirán existiendo, reformando y reinventándose constantemente para ofrecer sus variadas experiencias, espacios de socialización, plataformas para empoderar a las comunidades. Si Mark Zuckerberg está volcado en crear comunidades trasnacionales virtuales, los centros comerciales, que ya no serán tan comerciales, podrán actuar como grandes articuladores de las comunidades locales offline. Quizá el shopping ya no será la clave, quizá el consumismo ya no gozará de tan buena salud en la era de la economía circular y con la incidencia de robots en el mercado laboral. Sin embargo el retail, desde muy principios de la historia de la ciudad, ha sido su elemento clave. El comercio es un elemento integrador por excelencia y no tiene porqué perder este protagonismo. Los centros comerciales, antaño enfocados en la venta de diversos productos y marcas, actualmente muy centrados en la experiencia y ocio, en el futuro pueden ser arenas polivalentes de diferentes actividades humanas y no tan solo humanas. Los centros comerciales tienen el potencial de situarse en la vanguardia de la evolución urbana hacia la escala humana, de crear espacios amigables, verdes y saludables, energoeficientes e inspiradores, espacios que fomenten las relaciones humanas. Los centros comerciales tienen la fuerza de lanzar tendencias, disponen del espacio, de medios tecnológicos, económicos y sobre todo humanos para ser el agente transformador hacia la ciudad feliz.
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